viernes, 19 de diciembre de 2008

I need a hero...

NO TE SALVES .

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca.
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No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.
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Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti.
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jueves, 18 de diciembre de 2008

Rayas y desamores

En ese estado de profunda meditación que antecede al sueño, y del que ya he hablado en otras ocasiones, vino a mí un recuerdo antiguo y profundo. De aquellos irremediablemente ligados a intensas emociones que hacen que mi corazón se acelere al ritmo de una lambada.

En este caso era un recuerdo triste, no por lo que el recuerdo era en sí, sino por las sensaciones que provocó en mí.

Tenía yo un compañero de Universidad perfecto: guapo, alto, simpático, educado, de buena familia.Y además que me quería un montón...como amiga. Venía muchos sábados por la tarde a casa a estudiar conmigo, y mi madre estaba encantada con él. Me insistía en que ese chico me convenía, pero claro, el problema era que (aunque me hubiera encantado), él no tenía el interés en mí necesario para que aquello fuera más allá y se convirtiera en una relación. Para colmo de males, tenía una novia muy maja que me caía bastante bien.
Recuerdo una noche de sábado que quedamos varios amigos para cenar e ir de copas. Él, por supuesto, vino con su novia. Después de la noche de juerga, llegó el momento de la despedida. Charlamos un rato en la esquina de la calle Balmes con Londres, nos dimos un beso y ví como se alejaban ellos dos por la calle Londres mientras yo me quedaba allí sola... Su novia llevaba un jersey a rayas azules y blancas que se fijó en la memoria junto con aquella terrible y profunda sensación de soledad. Una voz dentro de mí me decía que era yo la que tendría que estar yendo hacia el coche con él, en vez de quedarme como un espantajo plantada en aquella esquina.

Han pasado quince años de aquel episodio, y no he olvidado aquel jersey a rayas...
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lunes, 15 de diciembre de 2008

Ya están aquí

Bueno, ya ha pasado un año y vuelven a hacer acto de presencia las Navidades. No sé qué extraño mecanismo se pone en marcha a partir del puente de la Purísma, pero el caso es que mis biorritmos empiezan a bajar en picado hacia las profundidades insoslayables de la más profunda tristeza... y no remontan hasta el 7 de enero.

Dicho en plata: no soporto las Navidades. Tienen un desagradable efecto en mi ánimo que no me apetece sufrir, y sin embargo tengo que pasar por ello un año detrás de otro. Y no es porque tenga alguna pérdida que lamentar, ni porque quede más snob que no te gusten las Navidades. Desde que tengo uso de razón, he tenido esos mismos sentimientos. Incluso recuerdo un día de Navidad del año 88; estaba en la cocina de casa de mis padres, tomando un café... miré el reloj y tuve la sensación de que el tiempo se congelaba, no avanzaba. Entonces me dije a mí misma: ¿cómo estarás el día de Navidad de dentro de diez años?

Lo cierto es que el año 98 no pensé en aquella escena, la recordé después. Pero la respuesta hubiera sido: estarás jodida, como siempre...
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viernes, 28 de noviembre de 2008

miércoles, 26 de noviembre de 2008

A través del espejo

Llevo una temporada muy complicada... Tengo un montón de trabajo que no me acabo, en la empresa el fantasma del ERE planea a cada momento, y he pasado por tres varicelas en un mes.
Si a eso se le añade mi movida vida social, y que me apunto a un bombardeo, queda perfectamente explicado el que esté más cansada que si acabara de subir al Everest.

Pero mira, que quieres que te diga, hacer tantas cosas con tan poco tiempo e ir corriendo siempre para llegar siempre tarde tiene una ventaja: no te queda tiempo para pensar... Siento cómo hace bien bien un mes que he desconectado el cerebro de mis neuras. Ahora se ven, pero a través del espejo, de forma que no interactúan.

Y eso es bueno, si señor...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Qué largo es el camino...

Era un sábado por la mañana cualquiera del mes de marzo. Hacía un día estupendo, así que mis hijos mayores salieron al jardín a jugar. El sol brillaba con intensidad, oía sus risas mientras corrían y jugaban con la pelota.
Sara tenía apenas un año y medio, y no caminaba. Estaba sentada en su rincón favorito del salón con todas las piezas del Lego a su alrededor. Tomaba una pieza del montón de su derecha, la giraba, la mordía, la volvía a girar… y la dejaba en un montón a su izquierda. Era uno de sus rituales favoritos.
Parecía que todo estaba controlado y tranquilo, así que pensé en aprovechar para ponerme al día de algunos temas pendientes. Mi hija asistía a terapia en el CDIAP, y llevaban unos meses buscando una guardería que se adecuara a sus necesidades especiales. Después de mucho hablar y gestionar, habían conseguido una plaza para ella, aunque fuera de plazo… y era necesario hacer todo el papeleo para matricularla. El lunes siguiente debía llevar los papeles firmados, así que los cogí junto con un bolígrafo, y me senté en la mesa del comedor a rellenarlos, cómo tantas veces había hecho con otras tantas matrículas para mis hijos mayores…

Empecé con el nombre, dirección, y todos esos datos habituales. Cuándo ya parecía que no quedaba nada por rellenar, llegué a una casilla en la que especificaba: “Si el niño/a tiene necesidades educativas especiales, marque esta casilla”. Quizá no decía exactamente eso, pero la casilla existía y tenía ese fin.
Lo leí la primera vez, y algo extraño me pasó. Me quedé bloqueada. No podía marcarla. Lo volví a leer… y todo empezó a cambiar. De repente, el tiempo se paró, dejé de oír a mis hijos en el jardín, dejé de ver a Sara y sus legos, y el sol se oscureció.

Sólo podía ver aquella casilla y las palabras “Necesidades Educativas Especiales”. Yo era perfectamente consciente de que mi hija era diferente al resto de los niños. Sabía que tenía un trastorno y lo que ello significaba. Pensaba que ya había pasado por el duelo y la aceptación, y que a partir de entonces todo el camino sería recto, sin recodos ni cuestas inesperadas.

Y esas palabras seguían allí, bloqueándome y hundiéndome poquito a poco. Pese a ser perfectamente consciente de la situación de Sara, el hecho de marcar esa casilla me parecía de alguna manera, como “oficializar” su problema. Era como gritarlo ante la sociedad: mi hija está enferma. Ya no había marcha atrás. Sara se incorporaba al sistema educativo, a la sociedad, con un handicap. Y su madre no estaba preparada para dar ese paso definitivo. Miré a mi princesita; para mí era un ángel sin alas… pero esa casilla significaba que nunca podría tener esas alas por sí misma, que tendríamos que construírselas entre todos, y la magnitud de la empresa me abrumaba.

Tras un largo rato de mirar el papel, decidí posponer la decisión. Lo guardé en su sitio, e intenté distraerme con otras cosas. Pensé en comentárselo a mi marido, pero tampoco me ví con ánimos de seguir dándole vueltas al tema, así que lo aparqué de momento. Pero el lunes siguiente tenía que presentar los papeles, así que no tenía mucho tiempo para pensármelo…
Pasé todo aquel fin de semana buscando sinónimos a esas palabras “Necesidades Educativas Especiales”, diciéndome que lo importante era que Sara tuviera una plaza en una buena guardería. Intenté convencerme de que le estaba dando una importancia que no tenía, pero todo fue inútil.
Firmar aquel papel reabrió todas las heridas que ya creía cerradas, y además por sorpresa, en una preciosa mañana de marzo.

Los duelos son largos pero necesarios. A veces, para soportar el dolor, nos engañamos y pensamos que hemos avanzado, pero aparece una pequeña tontería y nos hace volver al punto de partida como si el tiempo no hubiera pasado.
No sé cuándo se acabará mi duelo. Sólo sé que tengo que estar preparada para aceptarlo la próxima vez que me pille desprevenida.

Mi ángel no tiene alas, pero entre todos le construiremos una escalera hasta el cielo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Reflexiones desde la barrera.

Bueno, pues me ha costado ponerme, pero ya he cruzado la barrera. Me refiero a la de los cuarenta años.
No me gustan los finales de año, ni las cifras redondas en los cumpleaños. En ambos casos te sientes impelido a hacer "tabula rasa" de lo que ha sido tu vida hasta el momento... !Y ya me dirás a quién le apetece fustigarse! Así que preferí pasar de puntillas y no magnificar el evento. Y no llevé a cabo ninguna celebración, a pesar de las varias presiones que recibí al respecto. Lo bueno de cumplir años es que cada vez estás menos sujeto a determinadas convenciones y puedes actuar según te plazca. Supongo que más de uno interpretó que era debido a que llevaba mal lo de cumplir años... cuándo en realidad es sólo que me rebelo contra mi cerebro cuándo quiere psiconalizarme.

domingo, 12 de octubre de 2008

Puertas de Tannhäuser

Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser.Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.Es hora de morir.
— Roy Batty (
Blade Runer, 1982)

Ayer hablaba en una cena con amigos de la película de Ridley Scott Blade Runer.
A todos nos parecía una excelente película, y volvimos al tema recurrente de esta escena del final en la que Roy resume su historia.
Hay algo en esa escena que me conmueve profundamente. No sé si es la frase, la música, el vuelo de la paloma o una combinación de todas esas cosas, pero nunca me deja indiferente (ya la he visto un buen número de veces). Pensando en ello, tuve curiosidad respecto a las puertas de Tannhäuser, así que he buscado en wikipedia si existían... al parecer son ficiticias. Y también he encontrado el origen de la frase: resulta que es un poema que escribio el astronauta ruso coronel Ivan Istochniko estando en orbita en la Soyuz 2 (según el libro "Fundación Sputnik"). Al parecer, la Soyuz 2 estaba destinada a realizar un encuentro en orbita con otra capsula rusa. Dicho encuentro no se realizó, y el coronel Istochniko desapareció en orbita. Posteriormente fue "borrado" de la historia (hasta se le hizo "desaparecer" de fotografias).

Es una triste historia, que le da aún más intensidad a esa frase. Creo que necesito volver a verla...

lunes, 29 de septiembre de 2008

Revelaciones

Hace unos días, en ese extraño instante de lucidez que precede al sueño, tuve una revelación. No ha sido la primera; tengo una cierta tendencia a ver la luz precisamente cuándo más oscuridad hay a mi alrededor.
Tras la noche de reparador sueño, me encontré con la revelación en mis manos y sin saber qué hacer con ella. Pensé en publicarla en alguna de las listas de correo a las que soy asidua, pero me pareció que era compartirla con un universo demasiado amplio, y al fin y al cabo, la revelación es mía... Así que opté por publicarla en este blog que tiene un público bastante inferior en número: "quien tenga oídos, que oiga".

Pues bien, la revelación vino a mí mientras pensaba en el último libro que acababa de leer. Un libro "alimenticio". Soy una lectora compulsiva, y devoro casi todo lo que cae en mis manos. Este último libro se había dejado leer, pero no había despertado en mí el afán de otras lecturas. Entonces lo supe: No somos nosotros los que elegimos los libros que leemos, son ellos los que nos eligen a nosotros.

En ese instante entendí muchas cosas: el porqué un libro no te interesa en un momento de tu vida, y luego, tras unos años, lo retomas y caes rendido ante sus páginas... el porqué hay libros que "se dejan" leer, pero sin conseguir apasionarte... el porqué recomiendas un libro y la persona que lo lee no encuentra la razón...
Son ellos los qué deciden si es el momento para que los leas. Ellos te encuentran y te aceptan, te seducen, te conquistan... o te ignoran, te toleran o te rechazan.

Nunca volveré a decir que un libro no valía la pena... era yo la que no estaba a la altura.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Long Way Work

Bueno, pues cómo todo se acaba, ha llegado el momento de volver al trabajo con las pilas cargadas... Aunque no tengo claro que la carga dure mucho.

Hoy he vuelto a enfrentarme a los madrugones, los atascos, la falta de aparcamiento, los marrones que se van haciendo grandes con el paso del tiempo y explotan en cuánto los abres...

Y encima no he avanzado nada en todas mis buenas intenciones antes de irme de vacaciones.
Seguiremos jugando.

miércoles, 6 de agosto de 2008

El descanso del guerrero

Me falta muy poquito para empezar las vacaciones. Este año más que nunca necesito estirarme en la arena y poner la mente en blanco mientras siento como el sol me va devorando todas y cada una de mis pecas (cienes y cienes de ellas) y me digo que debería ponerme protección total si quiero sobrevivir a los 50...

Pero me acojona que llegue ese momento. He pospuesto un montón de decisiones importantes para estos días, y ya no puedo seguir escondiendo la cabeza en la arena (aunque lo tenga más fácil que nunca). Debería darle un giro a mi vida pero ya... y me falta el valor.

En este Año Nuevo estival me toca hablar, decidir, gestionar y, sobretodo, reconocer que soy terriblemente imperfecta y esclava de mis errores. Además necesito la catarsis de publicitarlo y notar como el desprecio de los míos me rasga la piel (o lo que quede de ella tras los baños de sol).
No puedo seguir así... y me falta el valor para cambiar.

¿Nacemos predestinados para la infelicidad?

lunes, 21 de julio de 2008

Y los días pasan...

Y me acabo de dar cuenta que hace más de un mes que no publico una mísera palabreja.
No acabo de decidir si debería escribir sobre mí, sobre los otros, sobre como me ven los otros a mí o sobre como yo los veo a ellos.

Leo otros blogs y encuentro entradas interesantes que combinan todos los tercios, pero sigo pensando que debería decidirme por uno; lo de que sea interesante es lo de menos de momento, ya que no me publicito demasiado...

Este mes y medio desde que llovió ha dado mucho de sí. A nivel personal sobre todo. Y cuándo hablo de nivel personal me refiero exclusivamente a mi persona. He vivido una vorágine emocional de esas que te dejan temporalmente exhausto. Y esto no ha hecho más que empezar. Que los Dioses se apiaden de mí.

viernes, 23 de mayo de 2008

Lluvia

Es curioso el poder que tiene la lluvia. Cuándo empieza a llover, puedes pasarte un rato largo mirando como caen las gotas de agua y consigues desconectar del resto del mundo... Es como darle un respiro a la materia gris. Me pasa algo muy parecido cuándo hago Sudokus. Le das fiesta a todas las funciones cerebrales excepto, claro está, a las que te mantienen con vida.

Me gusta ver llover... y hacer Sudokus.

viernes, 9 de mayo de 2008

Culpables

A veces en la vida te pasan cosas malas. Algunas sólo son un poco malas y otras muy malas. Además, pueden dividirse entre las que tienen un culpable claro y las que no lo tienen. Por ejemplo, si te atropella un conductor borracho, ahí tenemos a un culpable claramente identificado... sin embargo, si una noche de tormenta cae un rayo y te quema la casa, ¿a quién culpas? ¿A la fatalidad?
Este último caso es el que me gustaría comentar. Cuándo te pasa algo malo y no tienes un culpable contra el que descargar tu ira, es como si ni siquiera te dieran la oportunidad de redimirte, es la última bofetada. Esa ira se te queda enquistada, y aunque te creas que has superado el trance, sigue ahí, esperando su oportunidad.
Luego, a medida que va pasando el tiempo, te vas olvidando de ella, y parece que se ha ido de tu vida, y vuelves a ser feliz. El cuerpo humano tiene una capacidad de supervivencia sorprendente. Pero entonces, algo pasa, un hecho puntual, sin relevancia, que abre la caja de Pandora y te hace darte cuenta de que sigues necesitando culpabilizar a alguien desesperadamente.

Hace un par de días, tuvo lugar un incidente que destapó mi caja de Pandora... y pocas horas después tuve un problema con un compañero de trabajo que está en Madrid. La distancia hizo que el problema se originara vía correo electrónico. Cuándo quise darme cuenta, estaba escribiendo un mail extremadamente violento y agresivo, que estaba muy pasado de vueltas respecto al problema original. Me dí cuenta que había encontrado un culpable y le quería hacer pagar todas las deudas pendientes... Tuve que hacer un difícil ejercicio de autocontención, y borrar el correo sin enviarlo.

No le contestaré. No sería justo hacerle pagar más cuenta de la que debe, y no me veo capaz de controlarme. ¡Qué complicados somos!

martes, 6 de mayo de 2008

Lecturas

Esta mañana recordaba un episodio de mi "cercana" juventud. Corría el año 1992, año de los JJOO de Barcelona, y yo tenía la suerte de haber conseguido un trabajillo en una empresa de Telefonía que colaboraba con el COB (Comité Olímpico de Barcelona).
El trabajo nos llegó a través de un amigo que, mientras estudiábamos los exámenes de julio en la biblioteca, nos comentó que estaban buscando estudiantes de último curso para un trabajo remunerado. Ni que decir tiene que me apunté... por aquel entonces ya me había independizado, y llegar a final de mes era una proeza pocas veces alcanzable.
El caso es que empezaron los JJOO y mi trabajo casi en paralelo. Mi jefe entonces, gerente de Telefónica, era un tipo maravilloso de unos 45 años qe durante su época estudiantil hasta había vivido en una comuna... las historias que nos explicaba eran sorprendentes y realmente nos dábamos cuenta de que la Universidad que él conoció y la nuestra eran parientes lejanos... y además políticos.
El caso es que le gustaba mucho la Ópera (como a mí, entonces asidua del gallinero del Liceo), y leer (largas conversaciones a altas horas de la noche sobre mil autores). Fue él quién me insistió en que leerse el "Ulises" de Joyce era una revelación que él había experimentado cuándo, en su época universitaria, conoció a un grupo de estudiantes de Filosofía con los que descubrió el universo de Joyce.
Acabaron los JJOO y mi contrato con la empresa en cuestión. Yo acabé mi Proyecto de Final de Carrera y pasé por un par de empresas hasta encontrarme de nuevo a Fernando, que así se llamaba. En cuánto supo dónde trabajaba, me ofreció un puesto de trabajo en Movistar, a sus órdenes, que acepté inmediatamente.
Éramos cuatro ingenieras las que trabajábamos en Barcelona con él (decía que prefería trabajar con mujeres), así que cuándo llegó el primer Sant Jordi nos obsequió a las cuatro con un libro.

Y ahí es dónde quería llegar a parar: al libro que escogió para mí.

Los otros tres libros (para mis compañeras de curro) fueron una obra de teatro clásico, el best seller del momento, y una novela histórica. Cualquiera de ellos me hubiera gustado, y lo hubiera leído encantada... pero sin embargo me regaló un ensayo de Sartre sobre "Les fleurs du mal" de Baudelaire.
Aunque lo he intentado, los ensayos me aburren, lo confieso. Y por muchas vueltas que le he dado, no consigo entender qué le hizo pensar que era el libro adecuado para mí. Lo intenté leer, pero no lo conseguí. Todavía lo guardo en algún rincón de casa esperando el momento adecuado. Quizás vió en mí más de lo que había, o a lo mejor soy yo la que no sé ver lo que hay...

domingo, 4 de mayo de 2008

Pensar y más pensar

¿Puedo uno/a lesionarse de tanto pensar?
Llevo una temporada en la que, decididamente, pienso demasiado.
Y eso no es nada bueno, no señor...

viernes, 2 de mayo de 2008

Última partida

El miércoles tuve partida de nuevo. Esta vez conseguí sobrevivir y he recuperado el nivel que perdí en la partida anterior. Cada vez estoy más a gusto con el personaje, ahora que ya nos conocemos desde hace año y medio.
Espero ansiosa el resumen que nos ofrecerá Sergi...

martes, 29 de abril de 2008

Hoy puede no ser un gran día

Hay días en los que nada más levantarte, ya sabes que no va a ser un gran día. No tienes la certeza absoluta de que todo vaya a ir mal, pero hay algo en el ambiente que presagia dificultades... Y hoy ha sido uno de esos días.
No es que hayan pasado cosas malas; es sólo que todo ha ido un poco peor de lo esperado.
Si escribo esto es porque estoy a punto de intoxicarme con tanto suspiro de mala leche; mientras escribo no puedo suspirar, así que, de alguna misteriosa manera, estoy contribuyendo a purificar el aire.

Bueno, mañana será otro día...

sábado, 26 de abril de 2008

Primer día de parque de Sara


Hoy hemos aprovechado que hacía un día estupendo y nos hemos ido todos al parque. También nos hemos llevado a Sara. Ya sé que no parece gran cosa, sinó fuera porque ha sido la primera vez que la hemos llevado y porque Sara tiene autismo.
Sara es una niña preciosa, de dos años y medio. Hace un par de meses decidió que le apetecía salir a caminar por la calle; hasta entonces siempre teníamos que sacarla en cochecito. Cruzar el umbral de la puerta de casa por su propio pie fue uno de esos momentos mágicos con los que Sara nos ilumina el día...Así que hoy nos ha parecido un día perfecto para llevarla al parque.
Al principio las cosas no han ido demasiado bien: Miquel y Ricard (sus hermanos mayores, de 6 y 4 años), han empezado a jugar al escondite entre los árboles, y Sara ha decidido explorar... y ha empezado a caminar hasta que ha salido del parque. Kiku la ha vuelto a traer con todos, pero ella quería repetir el camino de nuevo, y la misma escena ha tenido lugar cuatro veces, hasta que Kiku me ha propuesto volver a casa. Entonces he pensado en intentar algo nuevo; me daba rabia que no pudiéramos quedarnos un poquito más... así que la he llevado a una de esas construcciones que hay ahora en todos los parques infantiles que parecen pequeños castillos.
La he subido a él, y se ha quedado quietecita en un rincón, mirando con mucho interés la madera de color rojo. Poco a poco, ha empezado a moverse, en un círculo imaginario de un metro cuadrado alrededor de ese punto. Y ha empezado a sonreir... Cuando Sara sonríe es como si todo cobrara sentido de golpe. Se ha levantado viento, y entonces sí que ha disfrutado... estaba feliz, saltando, riendo, inspeccionando con mucho interés la madera roja y vuelta a empezar en esos círculos repetitivos que tanto la relajan.
Había pocos niños en ese momento, y no he podido evitar mirar las caras de sus padres. No me gusta como mira la gente a Sara. Parece cómo si se preguntaran: ¿qué le pasa a esta niña? Y estoy cansada de sentir la necesidad de justificar que Sara es diferente, que su mundo no es como el nuestro, que yo tampoco lo entiendo...
Pero ella ha sido feliz durante ese ratito. Incluso ha dejado que Ricard se le acercara y le peinara esos rizos rebeldes que tiene.
Hoy ha sido un gran día.

viernes, 25 de abril de 2008

Reuniones, rol y demás bestias de mal vivir

La semana pasada asistí a la reunión de Mensa de Sant Cugat. Fuimos nueve, que tiene mucho mérito, porque a las primeras que montamos apenas íbamos tres personas (Miguel, Richard y yo misma). Fue muy distraída (como viene siendo habitual), y yo,al menos, me enteré de muchas cosas interesantes, como por ejemplo que el agua presenta 64 anomalías (cortesía de Conrad).
Quería asistir a la reunión del jueves en Casa Jaime, pero Kiku se me puso enfermo y no me pareció bien dejarlo solo con toda la camada.


Y el viernes tuve una "partida de oportunidad" de AD&D Sd'A (Advanced Dungeons and Dragons Sabor d'Abans). Lo de Sabor d'Abans viene de que jugamos los que éramos hace 18 años, cuándo eramos todavía unos ingenuos estudiantes que pasaban horas y horas tirando dados... Tenemos partidas "oficiales", los últimos viernes de mes, y "partidas de oportunidad", que se dan cuándo hay máster+4 jugadores como mínimo.
Pues bien, fue una partida complicada, en la que mi personaje acabó muerto... por cuarta vez desde que lo creé. Cansada estoy ya de no avanzar a base de muertes y posteriores pérdidas de nivel. Después de mucho pensar, he decidido que prefiero jugar el personaje a mi gusto y arriesgarme a morir, que jugarlo atormentada intentando evitar "pillar". Para eso, ya tengo bastante con mi vida habitual. Hemos empezado a publicar los resúmenes de las partidas en un blog, que copio para quien le interese:
http://dungeonssda.blogspot.com/

Los relatos son absolutamente fascinantes, cortesía de nuestro dwarf favorito (Sergi), y mi personaje es una elfa scout de nombre SAMANTHEN FOXEN DOLLY PARTONATH... El motivo de este curioso nombre está relacionado (como por otra parte parece obvio), con el volumen mamario de la figurita que me representa.

martes, 15 de abril de 2008

Fiesta de los 40...


El sábado pasado fuí a la fiesta de 40 cumpleaños de Cristina y Montse.
La hicieron en el casal de Sant Andreu. Fue un guateque, de esos en los que decoras un local y llevas algo de comer, bebidas y buena música.
Me reencontré con gente a la que hacía un porrón de años que no veía... y la verdad es que, en general, estábamos todos estupendos.
Eso sí, empezaba a las 19:00, y a las 23:00 estaba ya para el arrastre. Kiku se encargó del reportaje fotográfico. Cuándo me aclare un poco más, ya colgaré alguna foto para la posteridad.
Estoy pensando en qué querré hacer yo cuándo llegue el día de mi 40 cumpleaños... Pero aún falta, así que me puedo relajar.
Creo que emitiré un suspiro ahora...

viernes, 11 de abril de 2008

Bufff... ahí vamos

Al fin me he decidido. Cómo me sobran unos cinco minutos al día, aprovecharé para convertir en palabras todos los suspiros que exhalo en un día.

He tenido una semana laaaaaaaaaaaarga, y eso hace metafísica y humanamente imposible que pueda sintetizar todo el aire exhalado en cinco minutos.

Así que lo dejo de momento. Al menos he empezado...

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.