viernes, 23 de mayo de 2008

Lluvia

Es curioso el poder que tiene la lluvia. Cuándo empieza a llover, puedes pasarte un rato largo mirando como caen las gotas de agua y consigues desconectar del resto del mundo... Es como darle un respiro a la materia gris. Me pasa algo muy parecido cuándo hago Sudokus. Le das fiesta a todas las funciones cerebrales excepto, claro está, a las que te mantienen con vida.

Me gusta ver llover... y hacer Sudokus.

viernes, 9 de mayo de 2008

Culpables

A veces en la vida te pasan cosas malas. Algunas sólo son un poco malas y otras muy malas. Además, pueden dividirse entre las que tienen un culpable claro y las que no lo tienen. Por ejemplo, si te atropella un conductor borracho, ahí tenemos a un culpable claramente identificado... sin embargo, si una noche de tormenta cae un rayo y te quema la casa, ¿a quién culpas? ¿A la fatalidad?
Este último caso es el que me gustaría comentar. Cuándo te pasa algo malo y no tienes un culpable contra el que descargar tu ira, es como si ni siquiera te dieran la oportunidad de redimirte, es la última bofetada. Esa ira se te queda enquistada, y aunque te creas que has superado el trance, sigue ahí, esperando su oportunidad.
Luego, a medida que va pasando el tiempo, te vas olvidando de ella, y parece que se ha ido de tu vida, y vuelves a ser feliz. El cuerpo humano tiene una capacidad de supervivencia sorprendente. Pero entonces, algo pasa, un hecho puntual, sin relevancia, que abre la caja de Pandora y te hace darte cuenta de que sigues necesitando culpabilizar a alguien desesperadamente.

Hace un par de días, tuvo lugar un incidente que destapó mi caja de Pandora... y pocas horas después tuve un problema con un compañero de trabajo que está en Madrid. La distancia hizo que el problema se originara vía correo electrónico. Cuándo quise darme cuenta, estaba escribiendo un mail extremadamente violento y agresivo, que estaba muy pasado de vueltas respecto al problema original. Me dí cuenta que había encontrado un culpable y le quería hacer pagar todas las deudas pendientes... Tuve que hacer un difícil ejercicio de autocontención, y borrar el correo sin enviarlo.

No le contestaré. No sería justo hacerle pagar más cuenta de la que debe, y no me veo capaz de controlarme. ¡Qué complicados somos!

martes, 6 de mayo de 2008

Lecturas

Esta mañana recordaba un episodio de mi "cercana" juventud. Corría el año 1992, año de los JJOO de Barcelona, y yo tenía la suerte de haber conseguido un trabajillo en una empresa de Telefonía que colaboraba con el COB (Comité Olímpico de Barcelona).
El trabajo nos llegó a través de un amigo que, mientras estudiábamos los exámenes de julio en la biblioteca, nos comentó que estaban buscando estudiantes de último curso para un trabajo remunerado. Ni que decir tiene que me apunté... por aquel entonces ya me había independizado, y llegar a final de mes era una proeza pocas veces alcanzable.
El caso es que empezaron los JJOO y mi trabajo casi en paralelo. Mi jefe entonces, gerente de Telefónica, era un tipo maravilloso de unos 45 años qe durante su época estudiantil hasta había vivido en una comuna... las historias que nos explicaba eran sorprendentes y realmente nos dábamos cuenta de que la Universidad que él conoció y la nuestra eran parientes lejanos... y además políticos.
El caso es que le gustaba mucho la Ópera (como a mí, entonces asidua del gallinero del Liceo), y leer (largas conversaciones a altas horas de la noche sobre mil autores). Fue él quién me insistió en que leerse el "Ulises" de Joyce era una revelación que él había experimentado cuándo, en su época universitaria, conoció a un grupo de estudiantes de Filosofía con los que descubrió el universo de Joyce.
Acabaron los JJOO y mi contrato con la empresa en cuestión. Yo acabé mi Proyecto de Final de Carrera y pasé por un par de empresas hasta encontrarme de nuevo a Fernando, que así se llamaba. En cuánto supo dónde trabajaba, me ofreció un puesto de trabajo en Movistar, a sus órdenes, que acepté inmediatamente.
Éramos cuatro ingenieras las que trabajábamos en Barcelona con él (decía que prefería trabajar con mujeres), así que cuándo llegó el primer Sant Jordi nos obsequió a las cuatro con un libro.

Y ahí es dónde quería llegar a parar: al libro que escogió para mí.

Los otros tres libros (para mis compañeras de curro) fueron una obra de teatro clásico, el best seller del momento, y una novela histórica. Cualquiera de ellos me hubiera gustado, y lo hubiera leído encantada... pero sin embargo me regaló un ensayo de Sartre sobre "Les fleurs du mal" de Baudelaire.
Aunque lo he intentado, los ensayos me aburren, lo confieso. Y por muchas vueltas que le he dado, no consigo entender qué le hizo pensar que era el libro adecuado para mí. Lo intenté leer, pero no lo conseguí. Todavía lo guardo en algún rincón de casa esperando el momento adecuado. Quizás vió en mí más de lo que había, o a lo mejor soy yo la que no sé ver lo que hay...

domingo, 4 de mayo de 2008

Pensar y más pensar

¿Puedo uno/a lesionarse de tanto pensar?
Llevo una temporada en la que, decididamente, pienso demasiado.
Y eso no es nada bueno, no señor...

viernes, 2 de mayo de 2008

Última partida

El miércoles tuve partida de nuevo. Esta vez conseguí sobrevivir y he recuperado el nivel que perdí en la partida anterior. Cada vez estoy más a gusto con el personaje, ahora que ya nos conocemos desde hace año y medio.
Espero ansiosa el resumen que nos ofrecerá Sergi...

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.