lunes, 19 de marzo de 2012

Recuerdos furtivos


Actualmente sólo sigo dos series americanas “on time”, es decir, más o menos al tiempo que se emiten en USA: “How I meet you mother” y “TheBig Bang Theory”.Este post va sobre la primera, y además inclye un spoiler del capítulo 17 de la 5ª temporada: si eres un ferviente seguidor y aún no lo has visto, deja de leer inmediatamente o atente a las circunstancias. Ya sé que podría haber esperado un poco a escribirlo, cuándo el capítulo llevara un par de meses emitido… Pero es ahora cuándo me apetece escribir sobre ello, y hay que aprovechar la visita de las esquivas musas.

Por poner en antecedentes a los que no siguen la serie: un joven arquitecto (Ted) se enamora de una joven y bella locutora de TV (Robin). Salen un par de años y lo dejan porque sus visiones de la vida son muy dispares. Siguen siendo amigos y comparten apartamento durante cinco años más. En el capítulo 17 de la 5ª temporada, Robin corta con su novio actual y Ted decide que la sigue queriendo y le pide que vuelvan… Robin duda, lo piensa y al final le dice claramente que no le quiere (al menos no cómo debiera). Un amigo común (Marshall) le pide a Robin que se mude de apartamento por el bien de Ted; mientras viva con él, seguirá pendiente de ella.

Después de eso, se ve una escena del capítulo con música (triste) de fondo, en la que Ted está en la azotea del edificio (es de noche), pensando en todas los momentos que han pasado juntos… Mientras Robin empaqueta sus cosas en la habitación. La escena acaba con Ted mirando cómo ella sale por la puerta del apartamento con sus cosas.

Dicen que estamos protegidos contra el dolor físico, de forma que no podemos recordarlo. Por mucho que algo te haya dolido (la rotura de un hueso, un parto, una piedra en el riñón), una vez ha dejado de dolerte ya no eres capaz de recordar la sensación exacta. Recuerdas que fue muy intensa, pero no el dolor en sí. Pues bien, no sucede lo mismo con el dolor emocional. Ese se puede recordar y volver a sentir en el momento más inesperado. Eso fue lo que me pasó a mí al ver cómo la puerta se cerraba tras Robin. Desconozco qué mecanismo me pudo llevar a ese punto, pero volví a sentir ese dolor profundo en el pecho que sientes cuándo alguien al que amas con locura se va de tu vida. Volvieron a mi memoria esos momentos en los que me rompieron el corazón (pocos, ciertamente, pero muy intensos) y volví a sentirme profundamente sola. La desesperación volvió metálica mi saliva y un nudo en el estómago hizo que me costara respirar.

Sentí de nuevo, en todo su esplendor, esa sensación de que todo tu mundo se desmorona bajo tus pies y no hay nada a lo que puedas cogerte para evitar la caída en un pozo sin fin. Ese intento desesperado de que esa espalda que se aleja se dé la vuelta y sea todo un malentendido…

No duró demasiado, afortunadamente, pero me atacó a traición. Desconozco el motivo, y eso no me gusta. Saber el porqué ocurren las cosas ayuda mucho a que se puedas repetirlas o evitar que ocurran de nuevo. Y no quiero volver a sentirme así. Ni aunque sólo sea por el recuerdo furtivo de alguien que está ya muy lejos de mi vida. ¿Cuántas noches hacen falta?
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SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.