miércoles, 30 de septiembre de 2009

El filo de la lucidez

En una de las listas que frecuento se ha tratado el tema de vivir en el filo de la lucidez. No he sido yo la que he sacado el tema, y sin embargo, me ha parecido una comparación estimulante.
Y para acabar de redondear el día, a eso de las 18:00 de la tarde he vivido un nuevo episodio de equilibrios sobre el filo. Sólo que esta vez, he sido plenamente consciente de que estaba ahí aguantándome por unos escasos centímetros de cuerda y sin una red debajo que amortiguara la caída... Y oye, tiene su punto el saber lo cerca que está el peligro.
Y ahora, veo que Jesús (no el bíblico) y José me reclaman por chat. Eso sí que es un antídoto contra la caída. Os dejo, la sensatez me reclama...
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martes, 29 de septiembre de 2009

No sé que poner

Y sin embargo, siento la necesidad de escribir algo. A lo mejor es culpa tuya... Sí, ya sabes que me refiero a tí. O sencillamente es que hace tanto que estas cosas no me pasan, que me he quedado un poco descolocada.
Sea como fuere, lo asimilaré por osmosis, que es la manera inteligente de asimilar las cosas... Sin zarandajas ni alharacas (lo sé, quizá no sean las palabras más adecuadas, pero me encanta como suenan). Dejaré que se deslice por mi piel, como si estuviera empapándome bajo una fina lluvia de verano. Levantaré la cabeza, miraré hacia el infinito y dejaré que me cubra dulcemente.

Mañana será otro día. Ya lo dijo Scarlett...
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lunes, 28 de septiembre de 2009

Prueba superada

Bueno, pues parece que sobrevivimos al intensivo de fiestas infantiles y preparativos previos. Y no sólo eso, sino que lo hicimos con nota. Bueno, al menos la buena nota me la doy yo, al ver las caras de los niños :)
El jardín estuvo casi listo a tiempo. Quedaron pequeñas cosillas que no desmerecían el conjunto y que no eran detectables a ojos profanos.
Fue un fin de semana largo, de reencuentro con amigos tras el descanso estival. No nos damos cuenta y el tiempo pasa y vemos a los amigos menos de lo quisiéramos. Al menos este fin de semana nos hemos puesto al día.
También hubo partida de Rune Quest. Excelente partida, por otra parte. Y compromiso expresado en voz alta de que no se alargue la siguiente tanto como ésta, de nuevo por culpa del paréntesis estival.
Aparte de eso, poco tiempo para otras cosas. Para pensar ni te cuento. Me estoy empezando a preocupar. Mis buenos propósitos para la nueva temporada parece que se quedan en propósitos. Sigo reaccionando a impulsos. Nada de pensar lo que hago, ni hacer lo que pienso... De nuevo actuando a flor de piel y golpe de instinto. A lo mejor es que me hicieron así y es luchar contra el destino. Pensaremos en ello. O no.
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lunes, 21 de septiembre de 2009

Árbol caído

En el jardín de casa, chiquitín, tenemos un magnífico magnolio. Lo plantaron los primeros que vivieron en ésta que ahora es mi casa hace más de 20 años. Como el terreno es amable y el clima benigno, estos años han bastado para que se convirtiera en un árbol de casi nueve metros de altura, frondoso y altivo.
Por circunstancias diversas, decidimos cortarlo... y este sábado pasado vino una cuadrilla y empezó la tala. Les observaba mientras trabajaba y no podía evitar sentirme mal. Veinte años de vida, aunque fuera vegetal, iban desapareciendo ante mis ojos con cada golpe de hacha que, sin pausa, iba recibiendo. Recordé cuándo nos mudamos aquí, con mi hijo mayor casi recien nacido... y él ya estaba allí. Luego vinieron dos bebés más, y él seguía allí, espectador silencioso de nuestras vidas. Vió cómo mis hijos daban sus primeros pasos, cómo celebraban sus sucesivos cumpleaños, las fiestas de Sant Joan en el jardín, las tristezas infinitas que en algún momento nos han acompañado en estos ocho años que hemos compartido...
Y no pude evitar sentirme culpable de acabar con él. No pude seguir mirando. Me retiré, cobarde, sin ni siquiera asistir a su final.

Ahora ya no está dónde siempre. Y le echo de menos...
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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Sin respiro

Hay épocas en que las cosas van a su ritmo; con un poco de organización y unas mínimas ganas de que las cosas funcionen, vas tirando...
Y en cambio, otras veces parece que el Universo en masa haya decidido hacerte diana de sus atenciones (sí, lo sé, un poco egocéntrico el comentario... y antropocéntrico y misceláneo. Pero ya me entendéis ), y todo aquello que pudiera torcerse a tu alrededor empieza a girar sobre su eje de tal forma que no es que se tuerza, no, es que se retuerce cual columna salomónica hasta el supuesto capitel... Y digo supuesto porque no lo ves, de lejos que está.
Pues poco más o menos así me siento yo. Acaba de empezar el cole de los niños y, por hacerme la lista y querer ahorrar en la compra de los libros (y no ir al colegio a por ellos) resulta que tengo dos libros que no sirven, y que tengo que buscarme la vida para conseguirlos ya. Además, mis retoños nacieron todos la última semana de septiembre, así que me toca organizar no una, ni dos, ni tres, no, sino cuatro fiestas de cumpleaños: aparte de una para cada niños con sus amigos, toca la fiesta familiar para celebrarlos todos juntos con los abuelos. Vamos, que empiezo el 24 de septiembre jueves, y acabo el 27 de septiembre domingo, a razón de una fiesta por día.

Pensáis que eso es todo? Seguro que no habéis tenido en cuenta que además de organizar la fiesta hay que comprar regalos para los niños... Pues cuándo pensaba que había sido muy espabilada por comprar uno de los regalos a principios de mes (y así ganar tiempo), va el receptor del regalo y me dice que ha cambiado de opinión y que lo quiere de otro color... Y me da una explicación de lo más lógica y racional para la que no tengo argumentos.

Por otro lado, teníamos pensado reorganizar el jardín para que Sara tuviera un espacio en casa al aire libre. Está muchas horas en casa, trabajando, y nos pareció buena idea que trabajara al aire libre si el tiempo lo permitía... Y no se nos ocurrió otra cosa que empezar deprisa y corriendo la semana pasada con la esperanza de poder celebrar el cumpleaños de Sara, quince días después, en el nuevo y renovado jardín.
Y ahora tenemos toda la parte de terraza levantada, la mitad de los cipreses arrancados, la mesa y las sillas acojonadas en medio del jardín rodeadas por todos los desechos... Y pocas posibilidades de acabar a tiempo.

Como dice Imperator, esto es cómo cuándo el Tetris se vuelve loco...
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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Y ahora... ¿qué?

Bueno, pues se acabaron las vacaciones. Si tuviera que darles una nota, este año les pongo un 8/10. Tras un arduo trabajo de planificación y logística, y su correspondiente inversión monetaria, ha sido posible descansar bastante más de lo que pensaba. Largas horas al sol, en el mar o la piscina dejando pasar el tiempo intensamente... Los que apenas disponen de tiempo libre, entenderán a qué me refiero. A disfrutar de la intensidad de la nada...

Ese dilatamiento espacio-temporal del que ya habló algún físico en su momento (y que ahora no recuerdo, será que la memoria es selectiva y sólo recuerda lo importante e inmediato), me ha permitido dedicarme a mi gran pasión (retumbe de tambores): la lectura. Ya sé que queda snob leer en los tiempos que corren, pero es que una se educó en otra época, cuándo los colegios "decentes" no eran mixtos, y te enseñaban asignaturas de enjundia y necesidad absoluta como "labores" o "francés".
De los cinco libros que han caído este mes, tres me han parecido de una calidad remarcable. Son los que se corresponden con la trilogía "Tu rostro mañana" de Javier Marías. A pesar de no ser una lectura ligera, me ha contagiado de nuevo de esa fiebre que se apodera de tí cuándo un libro te engancha, y vas robando minutos perdidos para ir avanzando página a página. Con desesperación por avanzar y con desesperación porque ese avance hace que se acerque el final de la lectura...

Esta última semana de vacaciones que ya paso en mi refugio habitual la estoy utilizando para preparar la vuelta al cole y a la rutina de todos los años... Rutina que, indefectiblemente, echo de menos cuándo acaba agosto. Vaya usté a saber porqué. Llevo unos días de compras, gestiones, médicos y encargos que me están poniendo a punto para el estrés habitual.

Además, he empezado en un gimnasio nuevo. Me dí de baja en el de siempre y el día 1 de septiembre inicié mi andadura en un nuevo templo del culto al cuerpo. De momento no me convence demasiado, aunque lo atribuyo a que los sitios nuevos siempre te son extraños al principio. Nada está dónde te esperas, no existe aún esa familiaridad con el entorno que te hace sentir cómodo. Echo de menos mi gimnasio de siempre, pero le daré un tiempito al nuevo. 100 días de gracia, cómo a los papanatas que nos gobiernan (o lo pretenden).

También he hecho de nuevo el propósito de cada septiembre, pero esta vez va en serio, de verdad. Ya he dado el primer paso en ese sentido (y eso sí que es una novedad). He tomado la decisión de simplificar al máximo mi vida... Y estoy convencida de que lo lograré esta vez. El paso al que aludía antes es que he hablado con mi familia y les he hecho una propuesta: a partir de ya, no nos hacemos regalos más que en Navidad. Se han acabado los regalos para el cumpleaños, el santo, el día de la madre y el del berberecho salvaje. Haciendo un cálculo rápido, a 3 regalos por año considerando 12 personas, nos salen 36 regalos, más o menos uno cada 10 días. O sea, semana sí, semana no, ponte a pensar en algo original, novedoso, deseado y encuentra el tiempo para ir a comprarlo....
A partir de septiembre (y conste que lo hago el mes en el que en mi propia casa hay cinco cumpleaños y tres santos), sólo se hace un regalo por persona, bien chulo, en Navidad (excepción aparte de los niños, que no están para tonterías y se pasan el año contando los días para que llegue su cumpleaños).

Ah, y que sepáis que este año sí. Este año me toca ser feliz :)
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En breve...

... actualización de estado y situación...

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.