martes, 1 de junio de 2010

Simplicidades

Cuándo la vida se vuelve jodidamente complicada (y conozco muy poca gente que no considere que la suya lo es), llega un momento que tienes que parar y tomar decisiones que la simplifiquen.
Eso hice yo tras mis relajadas vacaciones en el mar del verano pasado. Paré y tomé algunas decisiones que hicieran mi vida más sencilla. Una cosa lleva a la otra, y existe una posibilidad muy elevada de que esa sencillez la haga también más insulsa... Pero de momento es lo que me pide el cuerpo y lo mejor para la gente a la que quiero.
Hará cosa de un par de meses recapitulé y decidí dar otra vuelta de tuerca. Esta vez le tocó a mis relaciones. A las que duelen. Decidí analizarlas, deconstruirlas y ponerlas en barbecho a ver qué salía de ello.
Y en eso estoy. Se han acabado sentimientos de culpa, "deberías" y otras tonterías que lastran mi vida y me quitan energía de las cosas importantes. Los que están en barbecho tendrán que decidir qué quieren de mí y si les vale la pena el esfuerzo. Yo no voy a seguir haciéndolo. Estoy cansada de vampiros emocionales.
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1 comentario:

Tiberio dijo...

Vivimos, en general, tan rodeados de gente tan egoísta que a veces corremos el riesgo de pensar que todo egoísmo es malo.

Y no es así. Todos necesitamos un mínimo de egoísmo. Si tú no estás bien, no puedes ayudar a nadie. Tienes que tener claras tus prioridades, Sus. Y al que le fastidie, pues mira, señal de que no merece nada mejor.

Un abrazo.

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.