sábado, 27 de marzo de 2010

Los recuerdos... esos grandes desconocidos

En una de estas últimas noches en las que, cosa extraña en mí, dormirme me cuesta más de cinco minutos, me dió por recordar una hermosa historia de amor que viví hace unos años.
En mi cabeza empezaron a desfilar todos aquellos recuerdos maravillosos. Momentos apasionados, felicidad, lugares y canciones que me retrotraían a espacios infinitos de luz. Incluso medio dormida y con la luz apagada, creo que podría haberse visto mi sonrisa relajada mientras atesoraba mis recuerdos.
Y de repente, una nota discordante. Al estilo del Silmarillion, algo había provocado una ruptura en la armonía de ese instante. Busqué a mi alrededor ansiosamente, para encontrar al maldito intruso y darle una somanta de palos que lo hiciera desaparecer de mis recuerdos perfectos.
Costó un poco pero lo encontré. Estaba ahí, indefenso, mirándome con unos ojos enormes, infinitos. Era el recuerdo de la primera lágrima que aquel amor me hizo derramar.
Al mirarle directamente fue como si una delicada cortina se abriera. Tras él empezaron a aparecer muchos otros recuerdos amargos, que habían estado escondidos durante mucho, demasiado tiempo: más lágrimas, soledades, desencuentros... Ansiedad, celos, desesperación. Un recuerdo muy intenso del momento de la ruptura (que además fue mi elección dado que no podía obtener lo que buscaba de aquella relación, y sin embargo le quería con toda mi alma)... Y luego todos aquellos días largos infinitos, echándole de menos, con mis tripas y mi corazón desgarrados, una sombra de lo que alguna vez fuí.

Y todos esos recuerdos han tardado años y años en aparecer. En mi memoria sólo habían persistido los buenos momentos (que fueron muchos e intensos), haciéndome creer que aquella había sido la mayor historia de amor de todos los tiempos.

Pedazo cabrones los recuerdos, que incluso te hacen creer que has vivido una vida que no es la tuya. Ni de eso puedes fiarte!
.
.

No hay comentarios:

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.