viernes, 27 de noviembre de 2009

Sin pausa pero con prisa

Así es exactamente cómo me he sentido esta última semana. No es que antes fuera mucho mejor, no... Pero de alguna forma esta semana se han precipitado un montón de mezclas en el fondo de la probeta, haciendo que me faltara el aire en más de una ocasión.
Aparte de las salidas nocturnas, (reflexión: o dejo de salir de noche o me vuelvo vampiro, para no tener que dormir), la casa se me ha inundado de terapeutas, educadores y asistentes sociales. Todos han decidido que esta semana era la idónea para hacer entrevistas, observaciones y reuniones. Hemos llegado a ser 11 personas en casa repartidas por las diferentes habitaciones con un nexo de unión: yo misma... Si calculamos que cada una de esas 10 personas pueda necesitar algo digamos cada media hora, sale a una pregunta cada tres minutos. Qué manera de ir de arriba a abajo...

También ha habido historias agridulces. Por ejemplo, la organización de la cena de Navidad de la empresa. Por una encerrona de las habituales, me ha vuelto a tocar organizarla a mí. Tras los diferentes EREs, la cena de Navidad de la empresa se había convertido en una excusa perfecta para ver a los amigos ex-compañeros de trabajo que a duras penas ves. Era una garantía de que, al menos una vez al año, nos veíamos... Pues este año parece que para algunos ya no era tan importante que nos viéramos. Después de pasarme una semana persiguiendo a la gente (ahora sí que vengo, ahora creo que no porque a lo mejor me sale una cosa y no puedo, etc), se me han inflado las pelotas (con perdón) y he renunciado a participar en este dislate.

Me duele en el alma que lo que una vez fue una cita ineludible y muy esperada por todos, se haya convertido en una obligación más para la que buscar una excusa para no asistir. Pero no tiene ningún sentido hacer esfuerzos por nadie cuándo son unidireccionales. Tengo mucha más gente a la que cuidar y que además de dejarse, me pone las cosas fáciles.

Pero siempre me ha creado una profunda desazón cerrar una época, y eso es lo que me temo que ha pasado. Siempre nos quedará París. O tal vez no.
.
.

No hay comentarios:

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.